Lionel Messi e Inter Miami protagonizaron una espectacular remontada tras ir perdiendo por dos goles, venciendo a LAFC en una caótica serie de cuartos de final de la Liga de Campeones de la CONCACAF este miércoles.
En una especie de repetición de la última final del Mundial, Messi venció al arquero de LAFC, Hugo Lloris, desde el punto de penal para completar la remontada y asegurar un lugar en las semifinales del torneo de clubes más importante de Norte y Centroamérica.
Una hora antes, el propio Messi había iniciado la remontada con un golazo que igualó el marcador global en este partido de vuelta. Sin embargo, el conjunto de Miami aún seguía en desventaja por el resultado del primer partido, que LAFC ganó 1-0, y por los goles de visitante, ya que Aaron Long había anotado para los angelinos en el minuto 9 del duelo decisivo del miércoles.
Eso significaba que los locales necesitaban tres goles. Messi marcó el primero con un disparo al ángulo superior.
En el minuto 61, un extraño segundo gol, obra de Noah Allen, se coló en la portería de Lloris y encendió la esperanza en el estadio Chase.
El tercero, sin embargo, parecía imposible. Luis Suárez creyó haberlo conseguido en el minuto 67. El estadio explotó en júbilo; por un instante, Miami tenía la ventaja. Pero el asistente levantó la bandera por fuera de juego. Una revisión del VAR confirmó, aparentemente, que Suárez estaba en posición adelantada —aunque las líneas digitales parecían haber sido trazadas desde el defensor equivocado de LAFC.
Inter Miami estalló de frustración. El técnico Javier Mascherano giraba sin rumbo, buscando respuestas. Miles de aficionados se sintieron robados.
Messi, sin embargo, desde el momento en que vio la bandera levantada, se mantuvo sereno.
Y así, cuando LAFC inexplicablemente no despejó un balón suelto en su área —cuando este cayó sobre el brazo de Marlon, cuando el VAR sugirió una revisión y cuando el árbitro César Ramos señaló el punto penal—, Messi dio un paso al frente.
Congeló a Lloris, tal como lo hizo dos veces el 18 de diciembre de 2022 en Qatar.
Y arrastró a Miami hasta las semifinales, donde se enfrentará al ganador del partido entre Vancouver Whitecaps y los Pumas de la Liga MX.
Y mantuvo vivo el sueño.
Cuando él, Suárez y sus amigos del FC Barcelona llegaron a Inter Miami en 2023, lo hicieron con grandes ambiciones. Se sumaron a la Major League Soccer y a otras competiciones; apuntaron a cuatro títulos. “Y,” reflexionó Suárez en su primera semana en el club, “¿por qué no soñar con ganar los cuatro?”
Ganaron el primero, la naciente Leagues Cup, en 2023. Ganaron el segundo, el Supporters’ Shield de la MLS, en 2024. Pero la Liga de Campeones de la CONCACAF se alzaba como la montaña más difícil de escalar en la región.
Intentaron conquistarla en la primavera pasada, pero cayeron en cuartos ante Monterrey. En 2025 volvieron a intentarlo, y otra vez, en cuartos, sufrieron. LAFC logró neutralizar a Messi y se llevó una victoria 1-0 en la ida. Miami parecía condenado de nuevo.
Pero esta vez, Messi encontró su magia. Él y los Herons se lanzaron al ataque y conquistaron su boleto a semifinales. Un tercer trofeo apareció en el horizonte, ahora casi al alcance.
Saben, por supuesto, que vendrán pruebas más duras. Aún no se han enfrentado a un rival mexicano; eventualmente, tendrán que superar a uno. Cruz Azul y Tigres se disputan el otro pase a la final.
Pero han vencido a todos los que se les han puesto enfrente hasta ahora. Y provocarán temor en quien sea que venga después, por una razón muy sencilla: tienen a Lionel Messi.
