Varias empresas de paquetería europeas —incluyendo DHL, Royal Mail, y los servicios postales nacionales de Francia y España— han decidido suspender temporalmente ciertos envíos hacia Estados Unidos, en respuesta a los recientes cambios en la política arancelaria estadounidense.
Aunque los titulares suelen centrarse en los costos de los aranceles, en este caso no se trata tanto de dinero como de burocracia.
Una orden ejecutiva del presidente Donald Trump pondrá fin a la norma de “minimis”, que hasta ahora permitía que los paquetes individuales con un valor inferior a 800 dólares ingresaran libres de impuestos a EE. UU. A partir del 29 de agosto, esta exención queda eliminada para todos los países. (Previamente ya se había retirado para China y Hong Kong).
Las cartas no se verán afectadas por la medida. También estarán exentos los regalos de menos de 100 dólares enviados entre particulares, pero los paquetes provenientes de empresas sí sufrirán un impacto significativo. Actualmente, la mayoría de los envíos hacia EE. UU. se beneficiaban de esta exención.
Al eliminarse, aumentan los costos de importación. Sin embargo, la razón principal por la que las empresas de paquetería han decidido pausar los envíos es la falta de claridad en la aplicación de las nuevas normas y la necesidad de crear sistemas logísticos desde cero.
“Quedan preguntas clave sin respuesta”, señaló DHL Group en un comunicado, entre ellas: quién cobrará los aranceles, qué datos adicionales se deberán aportar y cómo se transmitirá la información a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU.
Por ello, DHL Group anunció que suspenderá los envíos comerciales a EE. UU. a través de Deutsche Post y DHL Parcel Germany, aunque su servicio premium DHL Express seguirá disponible. La compañía no dio un plazo concreto para reanudar las operaciones, pero afirmó que busca retomar el servicio lo antes posible.
La empresa francesa La Poste también suspendió los envíos de mercancías hacia EE. UU., alegando que los servicios postales europeos recibieron “un plazo extremadamente limitado” para adaptarse a las nuevas reglas y que aún se requiere “mayor aclaración” en varios puntos. Por su parte, Correos de España tomó una decisión similar, explicando que la implementación apresurada de las medidas está teniendo un “impacto significativo” en la logística postal internacional.
Royal Mail, en cambio, prevé solo una breve interrupción de 1 o 2 días mientras pone en marcha un nuevo sistema que permita calcular e imputar los aranceles a las empresas.
Desde la Casa Blanca, la administración describió la exención “de minimis” como una “laguna catastrófica” y un “gran fraude”, argumentando que no solo reduce la recaudación arancelaria, sino que facilita la entrada de drogas ilícitas, ya que los envíos bajo esta categoría reciben un procesamiento acelerado y, por ende, menos controles.
La restricción a estas exenciones cuenta con apoyo bipartidista. Incluso la administración de Joe Biden expresó preocupaciones similares sobre el ingreso de drogas y productos inseguros al país. Algunas compañías estadounidenses también han defendido la medida, alegando que los fabricantes extranjeros se beneficiaban de una ventaja injusta al poder esquivar fácilmente los aranceles.
No obstante, existen voces críticas. El think tank libertario Cato Institute advirtió que eliminar la exención perjudicará sobre todo a los estadounidenses con menos recursos y, además, generará un “caos administrativo”, lo que coincide con las dificultades que las empresas de mensajería ya están enfrentando esta semana.